Wicked Weed Dulcifera Sour Ale

Cerramos tanda de birras ácidas igual que la empezamos, sumando otra cara nueva por estas líneas. Tenemos que ir hasta Asheville (North Carolina) para dar con Wicked Weed Brewing. En una antigua ferretería de Biltmore Avenue se encuentra hoy la fábrica, cervecería y restaurante de esta reputada firma nacida en 2012. Los hermanos Walt y Luke Dickinson la fundaron, con el soporte financiero de sus amigos los Guthy. Y emprendieron un camino de crecimiento culminado en 2017 con la venta a The High End, el brazo armado de Anhauser-Busch dedicado a la fagocitación de marcas artesanales. No fueron pocas las ampollas levantas por la operación, colaboradores que se desmarcan, firmas amigas que se distancian y en definitiva leña al fuego del eterno debate sobre si la independencia es o no inherente a lo artesanal. Nuestra opinión, si es que a alguien le importa, es que probablemente lo sea pero poco tenga que ver con la calidad.

Pero dejemos Bizancio y volvamos a Carolina del Norte, presentando definitivamente a Wicked Weed a través de una de sus agrias elaboraciones. Dulcifera se llama, Barrel Aged American Red Sour Ale se apellida en un alarde de abolengo. Indica 7,0º, adjuntos los arándanos y la vainilla de Uganda, reposo de un año en barrica de Bourbon. Estamos ante medio litro de un líquido ámbar intenso que según le de la luz tira a rojizo. La espuma se forma mediana con grano fino, tono grisáceo y rápida decadencia hasta una mínima película. Huele rematadamente bien Dulcífera. Ataca con frutos rojos, madera y vinagrillo, suaviza el golpe con destellos controlados de vainilla, bourbon y hierba. Es un aroma tranquilo, reposado, variado y divertido. En boca domina la acidez sobre el dulzor, pero el paso es fino y elegante, bien engrasado. A los matices ya anticipados por la napia se suman otros cítricos y especiados que hacen del jolgorio casi una orgía. Se presenta el amargor por presentarse, desaparece de inmediato dejando espacio a un recuerdo de licor y arándanos y acético y madera, largo como un tema de Frank Zappa.

Fantástico brebaje que no hubiéramos apostado acabaría en Favoritos. Larga vida a las malas hierbas.

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