Club de La Birra Txotx XXII: terapia lámbica

Que estamos ya en marzo y todavía no nos sacudimos la pereza, que los festivos parecen lejos y de las vacaciones ni hablamos, que la semana se alarga, el trabajo aprieta, la vida ahoga… amiga, amigo: ponga un poco de Brettanomyces en su vida. Y así fue, más o menos, como de un día para otro me encontré arramplando con cuanta fermentación espontánea disponía Héctor ‘Vivalabirra‘ en aquel momento. Para el vigesimosegundo capítulo del Club de La Birra Txotx nos preparamos una terapia de choque, improvisada pero belga, salvaje pero refinada, variada pero Lámbica. En aforo reducido, sin más paliativos que galleticas y aceitunas, salimos de allí con los chakras tan alineados como una fila de norcoreanos. Estas fueron las cuatro fases de la terapia:

Arrancamos con la Black Label Nº5 de la casa Boon, que no nos cansaremos de repetir despacha unas Lambics difíciles de batir en calidad/precio. Esta nos hizo el fantástico efecto de despertar hasta la última célula del paladar, sacudir un buen puñado de neuronas y acomodar olfato y gusto para todo lo que vendría después. Mezcla sabia y currada de brebajes de uno, dos y tres años de edad, el resultado es una Oude Geuze de 7,0%, equilibrada, fina y seca. Manzana verde, cítricos, el punto del Brett calibrado, la acidez bien puesta, el regusto placentero. Breve discusión acerca de si es más apropiada para acompañar viandas o tomar a palo seco, resuelta con un sabio ‘tampoco son excluyentes’. Empieza bien la terapia.

Cambiando de palo y de gama de precios atacamos una Cantillon Rosé de Gambrinus. Este veneno de tan sólo 5,0% se amasa con Lámbicas y frambuesas, a razón de 200 gramos por litro. Birra de precioso tono rosado, las frambuesas huelen y saben tan naturales, funcionan tan bien integradas que el trago fluye sin esfuerzo. Y eso que recuerda a vinagre de frutos rojos, pero también a cuero y especias. Fresca, refinada y jovial. Progresamos adecuadamente.

Volvimos a la escuela Lámbica ortodoxa para el tercer punto de la terapia. Lo desarrolla 3 Fonteinen y poca presentación necesita: Armand & Gaston. Concretamente el lote era del 16/17, resultado de la mezcla de cinco brebajes propios de uno, dos y tres años, procedentes de cuatro barricas diferentes. 6,2% y la sensación de que entramos en otra liga. Esto es un mecanismo preciso y complejo, pero chirría menos que el bocadillo de aceite de Roncero. Para perderse en detalles: uva, manzana, cítricos, flores, especias, cuero y petricor. En serio, si esto no repara tus ánimos, debe ser gorda la avería. Por si acaso, rematemos.

Rematemos con una Bzart Lambiek Millésime, gentileza de la casa Oud Beersel. Cerveza con credenciales de Lambic y espíritu de espumoso. En otras palabras, Lámbica añejada en barrica durante 12 meses que se embotella con licor de tiraje para seguir el método tradicional -reposo, removido y degüelle, encorchado definitivo sin licor de expedición- resultando una Brut Lambic realmente desconcertante. Muy divertida, para mí más próxima al mundo espumoso que al lámbico, compleja y variada, vinosa, con mucha fruta blanca, madera, cuero, especias. Chispeante y seca. Sesión de terapia concluida, se nos acabó la birra antes que el tiempo.

En fin, que echamos una velada muy entretenida y reparadora. Salimos tan contentos como orgullosos de saber apreciar el lado salvaje de la birra. Y esto se recomienda repetirlo cada pocas semanas, dicen sabios y doctores.

Salud y Lámbicas!

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