En el frenético laborar de Basqueland hay hueco también para las colaboraciones. Por supuesto. Así hace unos meses, durante la celebración de su 7º aniversario, se marcaron una serie de birras con algunas de las firmas más reputadas del panorama mundial. De aquella suculenta oferta pescamos una Stout, Pastry e Imperial, con el sello complementario de los estonios Põhjala. Me suena que esta gente sabe algo de petrolacos. Aprieta el frío, de modo que credenciales y al lío.
Chocomel Caralate escala hasta un ABV de 11,5% y engorda su espíritu a base de cacao, chocolate, caramelo, vainilla y sal. Con menos ingredientes Jordi Roca te monta una merienda de 15 platos. Pero no sólo el espíritu está bien alimentado, sino que el cuerpo de Chocomel Caralate es espeso y oleoso como aceite de motor, negro azabache, la espuma marrón, alta y duradera. Arrimando la napia, prevenidos del arsenal de dulcerías declaradas, encontramos sin embargo un aroma más de Stout que de Pastry, con un muy buen fondo torrado sobre el que desde luego se dejan sentir recuerdos de galletas, bizcochos y pasteles. El sabor avanza un par de pasos en intensidad, siempre en la gama dulzona y torrada. Podemos demorarnos en el trago e identificar más o menos claramente el cacao, la vainilla y el caramelo salado, mientras pasa la birra con cuerpo pero con garbo, sin atascos. Trae el final poco amargor y un inesperado chispazo de especias, regaliz negro y anisados, que con un punto picantín le quedan de lujo, alegran gusto y regusto e invitan a beber con calma pero sin pausa. Buena Stout, disimulada Imperial, curiosa Pastry. Trabajo fino, desde luego.
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