Ølgod Brewpub (Barcelona)

Venimos del Kælerkold, donde despachan principalmente cervezas de ØBL, y llegamos al Ølgod, donde además de despacharlas las elaboran. Este brewpub está situado en el Carrer de l’Hospital y funciona desde 2016, aunque la marca ØBL había nacido ya un año antes. A los mandos del Ølgod, al igual que en el Kælerkold, está el danés Mads Rademacher, mientras Nicolás Pera se encarga de la sala de máquinas.

El local es amplio, la iluminación baja. Hay mesas a la izquierda, un billar al fondo. La barra se extiende por la parte derecha, tras ella una larga fila de tiradores se alinean bajo una pizarra igual de larga. Contamos hasta 30 grifos, aunque las referencias cerveceras ofrecidas se quedan en 15, que tampoco está mal. Como es lógico, la oferta está copada por la marca de la casa ØBL, dejando alguna posición para que la ocupen Nothern Monk, Ebeltotft y OVRDOS. Pedimos la primera y aprovechamos para preguntar al camarero por la marca OVRDOS, que ya habíamos visto en el Kælerkold. Casualidades de la vida, resulta que OVRDOS es su marca propia. Se llama Alberto, es mexicano y además de currar en el Ølgod y hacer su propia birra, regenta una tienda de cerveza en Gracia llamada Drunkat, que tienen una pinta estupenda. Muy majete Alberto, por cierto.

Son casi las nueve de la noche y el ambiente se empieza animar. Unas cuantas parejas beben (no todas cerveza por cierto, el vermú se lleva mucho), un grupo juega al billar, algún solitario entra, toma una y se pira. Llega parte de la familia, pedimos otra y aprovechamos para escudriñar qué se ofrece de comer. Carta breve pero variada, a base de tapas frías (quesos, embutidos, olivas, frutos secos…) y elaboraciones calientes (papas, polenta, falafel, pollo caribeño, pita de ternera…). Apetecible y suficiente. Ante la disyuntiva de no poder papear mucho porque tenemos que cenar en familia y la necesidad de empapar las birras que ya se van acumulando, optamos por pedir un surtido de embutido y queso. Nos viene al pelo.

Echamos todavía un ratico más observando la decoración y los cuadros que visten las paredes. Reparamos también en una amplia zona de DJ acoplada a la barra, lo cual promete unas sesiones musicales interesantes. En fin, que el Ølgod está muy chulo, se bebe y se come bien. Se está bien a gusto, pero hay que seguir pateando Barcelona.

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